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Los Secuoyas os llamamos a despertar
A través de Aurelia Louise Jones

  

Somos los 'Gigantes', vestigios de una civilización muy antigua que la mayoría de vosotros hace mucho olvidó. Llegaron y se fueron los milenios y nosotros seguimos aún aquí, en número gradualmente decreciente por la mano de leñadores codiciosos, cuya única consideración respecto a nosotros es la cantidad de dinero que pueden embolsarse, reduciendo nuestra población día tras día.

Como una especie de inteligencia dévica colectiva, nuestra presencia agració este planeta durante millones de años, remontándose a los tiempos de la tierra mágica de Pan. Durante millones de años, la gente de este planeta ha sostenido la mayor reverencia y respeto hacia la belleza y sabiduría que mantenemos, y ante el profundo sentido de paz y armonía que irradiamos a lo largo y ancho del entorno donde moramos. Aquellos que tienen la capacidad de comunicarse e interaccionar concientemente con nosotros, reciben nuestros dones y el conocimiento que poseemos. Desconocidos para la mayoría de vosotros, tenemos muchos conocimientos y sabiduría que compartir. Algún día os despertaréis a esta realidad y desearéis haber sido más concientes de quiénes somos y de las importantes contribuciones que hemos realizado sobre vuestro planeta.


Vivimos y prosperamos en el antiguo continente de Lemuria, mucho más allá de la orilla oeste de los EEUU. En un tiempo, nuestro espíritu y nuestra forma física se extendieron casi por todas partes de este planeta. En este momento, somos los únicos supervivientes de la gloria y la belleza que hubo una vez sobre la superficie de este orbe. Somos los historiadores y el eslabón de conexión con vuestros ancestros, vuestras raíces y vuestro propio pasado en la civilización lemuriana y más allá. La gente se ha lamentado una y otra vez de que Lemuria se perdió sin ningún rastro. Nosotros os decimos que estamos aquí, sin ser reconocidos. Nosotros somos los únicos que hemos sobrevivido a los cambios catastróficos que ocurrieron hace veinte mil años, y hemos permanecido aquí, en vuestra costa americana del Pacífico para vuestro beneficio.

¿Por qué no habéis reconocido y apreciado el gran servicio que nosotros, como especie, hemos ofrecido a vuestro planeta durante tantísimo tiempo y el gran servicio que hemos de seguir proporcionándoos desde este mismo día sobre vuestra costa, en lugar de producir una gradual y constante destrucción de nuestra especie por vuestra inconsciente civilización actual?


Durante los millones de años de nuestro servicio a este planeta, ninguna civilización había tratado nunca de buscar eliminarnos tan cruel y despiadadamente como lo hacen los norteamericanos del siglo XX de la mano de vuestros gigantes industriales, con el apoyo completo de vuestro gobierno. Los gobiernos son los responsables de mantener los beneficios de la totalidad, a largo plazo, así como los beneficios de los grupos explotadores, a corto plazo.

Por el beneficio de unos pocos dólares en las manos de unos pocos, estáis eliminando vuestro patrimonio ancestral y destruyendo los Seres que os protegen. Lo que estáis haciendo, a modo de analogía, es el equivalente a una historia bíblica que todos conocéis: la de aquel que cambió todos los dones maravillosos y riquezas de sus derechos de primogenitura por un plato de lentejas. También puede compararse a los perros que muerden la mano de quien les quiere y alimenta.

Siempre, en todas las regiones y eras, los árboles hemos sido honrados y queridos por todos los regalos que desde la tierra hemos podido distribuir libremente para todos. Muy poca gente hubiera considerado alguna vez destruirnos de la manera en que se hace hoy en este país, lo que hubiera sido considerado un atentado y una violación de uno de los tesoros más preciados de la Tierra. La costa oeste de los Estados Unidos y la Baja California es cuanto queda hoy de los últimos tesoros de la antigua Lemuria. Hasta hace cerca de 60 años, había miles y miles de acres honorables y benditos en la costa oeste de los EEUU. Ahora hay solamente unas pocas y escasas franjas de nosotros dejadas aquí y allá, sólo como una muestra.
Aunque la mayoría de nosotros, como especie, hemos sido destruidos por vuestra moderna tecnología y por vuestra falta de conciencia y consideración hacia los tesoros de esta Tierra, nuestro Espíritu continúa vivo. Cada vez que uno de nosotros perece frente a las sierras mecánicas de los madereros, el Espíritu del árbol muerto se mueve a otra dimensión para una nueva reencarnación, donde somos amados, honorados y apreciados. Nuestra especie, como inteligencia dévica colectiva, también vive en muchas dimensiones superiores en este planeta y más allá, donde prosperamos y donde sus habitantes valoran nuestra presencia y nuestros dones. Vivimos en gran número en el interior de la Tierra, en la Tierra Interna, la Tierra Media y las ciudades subterráneas de este planeta, donde honramos las vidas de los seres amorosos y sabios que residen es esos extraordinarios lugares.

¡Tenéis mucho que aprender, amigos míos, sobre los 'valores reales' de la Vida!


Si nuestras palabras os parecen demasiado duras, tomadlas como una llamada al despertar, una súplica de compasión para todas las demás formas de vida en este planeta que están recibiendo de la humanidad un trato equivalente al que recibimos nosotros. A la larga, cuando hayáis alcanzado un estado de evolución suficientemente elevado para entender las leyes eternas de la unicidad de toda la vida, sabréis que el amor y la compasión que otorgáis a otro, sin importar la forma que tome, la ofrecéis también en vuestro propio beneficio. Destrozáis la Tierra y sus muchos reinos y, en última instancia, esas energías volverán a vosotros. Os convertiréis, en vuestras encarnaciones siguientes, en los receptores de vuestro propio destrozo.

Estas son las inmutables leyes cósmicas de la unicidad, sobre las cuales se basa toda la Creación.


En todas las sociedades iluminadas nadie corta nuestros cuerpos, en forma de árboles gigantes, para sus usos personales (y nunca para su beneficio), hasta que nuestra encarnación en estos cuerpos se complete y nuestro Espíritu haya abandonado esta forma. Es solamente entonces cuando se corta la madera con gran respeto y destreza, y es usada para múltiples propósitos.

La maravillosa madera que proporcionamos es también parte de los regalos con que dotamos a este planeta, como presente a todos vosotros de nuestro Espíritu, lo que nunca ha significado que pueda ser monopolizado por unos pocos especuladores para ser vendida en corporaciones industriales multimillonarias que no mantienen ni amor ni conexión con la naturaleza y la evolución dévica. Nosotros pertenecemos a todos, nadie tiene derecho a 'poseernos' ni a 'disponer' de nosotros a su antojo. Nadie puede nunca reclamaros ser dueño de un trozo de terreno. Por derecho divino toda la tierra pertenece al cuerpo de vuestra amada Madre Tierra. Ella es soberana. 
Si pensáis que sois dueños de un trozo de tierra o tenéis derechos sobre algún terreno, 'como mucho' sois sólo sus administradores temporales, y sois totalmente responsables ante los Consejos Superiores de cuanto hagáis con ello. La administración de la tierra y de los animales son iniciaciones evolutivas muy importantes sobre el camino de la vida. En todas las sociedades iluminadas, debido a que la madera es utilizada de forma sabia y juiciosa, hay abundancia para todos y abastece todas sus necesidades sin racionarse ni escasear.

¿Os habéis percatado de la diferencia en la actividad de huracanes y tornados entre la costa este y oeste de los EUA?. Os habéis preguntado alguna vez por qué la costa oeste no ha recibido la misma cantidad de cataclismos anuales como sucede tan frecuentemente en la costa este?
Deseamos contaros que la costa oeste se libra cada año de muchas calamidades potenciales debido a 'Nuestra Presencia'. No 'sólo somos árboles' como habéis sido conducidos a creer en vuestra escasa conciencia espiritual, nosotros somos mucho más que eso. Nuestra forma arbórea es solamente un envoltorio externo, nuestro Espíritu colectivo es inmenso, poderoso, englobador y sabio; más allá de vuestra actual comprensión limitada y despertar evolutivo.

Nosotros los Secuoyas, somos los guardianes y devas de la costa oeste y debido a nuestra presencia, nuestro amor y grandes poderes protectores este país ha sido aislado de muchas calamidades de la naturaleza. Por favor, recuerden que los desastres naturales son producidos, siempre, por desequilibrios energéticos en la retícula electromagnética de la Tierra, que proceden de vórtices de energías discordantes que han sido creadas y acumuladas por un uso incorrecto de las energías creativas de la humanidad, pensamientos negativos y falta de calidad de amor de unos hacia otros y hacia todas las demás formas de vida. Somos los armonizadores de la naturaleza donde vivimos, y nuestra influencia se irradia lejos y ampliamente. Durante siglos hemos podido absorber en nuestros gigantescos cuerpos gran parte de vuestras energías discordantes, de modo que aislamos al hemisferio occidental de las consecuencias de muchos desastres naturales.
Cuando constituíamos grandes efectivos cerca de vuestras orillas y sobre vuestras costas, éramos entonces mucho más eficaces protegiéndoos de los contratiempos potenciales, o cataclismos, que llegaban a vuestra orilla desde el Océano Pacífico o de cualquier parte.

Ahora, con nuestros efectivos reducidos tan drástica y diariamente por la falsa pretensión de 'progreso', sin ningún proceso mental o consideración acerca de quiénes somos, de cuál es nuestro papel en esta zona de vuestro país, y sin recibir gratitud alguna por la gran protección que hemos ofrecido a vuestra costa durante tantísimo tiempo, os avisamos.


Nuestro número ha sido ahora reducido hasta el punto en que cada vez nos resulta más y más difícil continuar proporcionando a la costa oeste la protección que hemos podido ofrecer hasta ahora, y la mucha mayor protección que necesitaréis en un futuro cercano.

Nos gustaría añadir que ante la contínua reducción de nuestro número, como habéis estado permitiendo hasta la fecha durante las últimas décadas, estáis exponiendo vuestras costas, la tierra oeste de los EUA y sus habitantes, a un riesgo muy superior de severos desastres catastróficos. Sois descuidados, sin pensar más allá, destruyendo cada día a 'Los Guardianes de los Seres Divinos' que durante eones de tiempo han estado protegiéndoos a vosotros, a vuestras playas y a vuestra tierra.

Nosotros somos el Espíritu de las Secuoyas, somos los fieles amigos que han amado y querido a todos vosotros desde hace muchísimo. Somos los gigantes sabios que han acunado y nutrido todas las civilizaciones de vuestro planeta desde el mismísimo principio. Somos Devas que sostienen grandes poderes y somos también parte del equipo protector de este planeta. Somos los fieles sirvientes de vuestra bendita Madre Tierra.

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