¿De dónde vienen los sentimientos? Surgen del corazón y alcanzan la mente. Es posible controlar nuestros sentimientos mediante el “freno” del intelecto. Cuando creamos buenos pensamientos de calidad también podemos cambiar nuestros sentimientos.
Cuando nuestro intelecto está lleno de conocimiento espiritual y sabiduría y por tanto discierne lo que es correcto y sano, entonces la mente puede aceptar lo que el intelecto decide. De esta manera evitamos que vengan los pensamientos negativos.
Por ejemplo, puede que estemos enfermos pero podemos controlar esa experiencia con el poder del intelecto de tal manera que el pensamiento y sentimiento de pesar ni siquiera lleguen a nuestra propia mente. El sentimiento de pesar no aparecerá en nuestra cara. Así, es posible incluso no mostrar a los demás que el cuerpo no está en buena condición. Podemos incluso crear pensamientos llenos de aceptación y recordar experiencias espirituales positivas a fin de crear buenos sentimientos.
Sin embargo, si todavía estoy aferrado a algún tipo de pesar del pasado en mi corazón, entonces, cuando venga la enfermedad física o alguna situación complicada, ese sentimiento de “viejo pesar” emergerá del corazón hacia la mente y me hará sentir triste. Es por ello que debo soltar el pasado. Tengo que olvidar el pasado, no sólo mi propio pasado sino el pasado de todos los demás. Si no podemos soltar el pasado entonces el sentimiento de pesar seguirá surgiendo desde el corazón y entrará en nuestros sentimientos una y otra vez.
Por ello, el método más poderoso es dejar que la mente descanse en el ser supremo, la fuente más pura de energía espiritual, y dejar que termine todo el pesar del corazón ya que Dios lo elimina y lo reemplaza con felicidad y amor verdaderos.
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