1. Impacto y aturdimiento: Esto pasa inicialmente y puede durar desde 48 horas hasta dos semanas. El aturdimiento es una defensa normal y sana. Durante este tiempo las emociones pueden ser incontrolables. A menudo es dificil "absorber" la información. Se puede perder el apetito. Puede sentirse completamente exhausto y sin embargo no poder dormir. Lo inverso también puede ocurrir, en que se duerme casi todo el tiempo. Los sentimientos pueden variar desde miedo y ansiedad hasta culpabilidad y depresión. A veces el afligido puede sentir que está enloqueciendo. Es sano expresar los sentimientos en esta etapa.
2. Búsqueda y Anhelo: Esta fase puede durar por varios meses. Durante este tiempo, los afligidos buscan lo que se ha perdido. Es durante este período cuando ocurre el comportamiento más raro. A menudo se siente culpabilidad e ira en esta fase, al buscar las respuestas. Prueban qué es real, se vuelven intranquilos e impacientes, y a lo mejor sienten una sensibilidad aumentada a los estímulos. Para los padres que sufren una muerte neonatal, ayuda mucho el ver, cargar y tocar al bebé al momento de la pérdida. Las fotos del bebé proporcionan consuelo y los ayudan a confirmar de forma perceptiva lo que perdieron. Es importante que los afligidos expresen sus sentimientos, incluyendo enojo contra Dios -si es que lo sienten- envidia y otras emociones fuertes. No necesitan sentirse avergonzados de sus sentimientos. La ira interna se convierte en culpabilidad y esto lleva a la depresión.
3. Desorientación y Desorganización: Esta es la etapa más larga del duelo. Durante el 4° al 6°més se vuelve más severa. La emoción que domina es la depresión. El apetito se apaga, hay falta de motivación, mal juicio y se siente insomnio. Una vez que sí se pueden dormir, puede ser dificil despertarlos. Se recomienda un examen médico durante este período para diagnosticar cualquier enfermedad en fases tempranas, porque la resistencia baja a la enfermedad en este tiempo. Los tranquilizantes y sedantes atrasan el proceso y enturbian el pensamiento. Al tratar de librarse de su desorientación el afligido busca las respuestas que siente que le corresponde, nuestro papel es buscar la respuesta junto con ellos, en lugar de darles una respuesta. Al 18° o 24° més empiezan a resolver algunas de estas preguntas. Nuestra tendencia es de tratar de responder a las preguntas que ni siquiera se están preguntando. Los clichés causan más desorientación. Un oído atento es nuestro mejor regalo para los afligidos. Los aniversarios son muy difíciles. La sociedad espera que los afligidos se repongan rápidamente y al poco rato ya no hay apoyo. Otros tienden a evitar el hablar de la persona que ha muerto, cuando es precisamente lo que más necesita el afligido. Durante la desorientación, el auto-imagen se deteriora y el afligido se aísla de los otros.
4. Reorganización: Esta fase no ocurre rápidamente. Empieza alrededor del 18°al 24° més. Aquí empiezan a organizar sus sospechas e intentan identificar qué se perdió. Hay un snetimiento de soltura, energía restaurada, más socialización, mejor juicio y hábitos más estables de comer y dormir. Es en este tiempo que empiezan a disfrutar y a pasarla bien sin sentimientos de culpa. Habrá una crisis momentánea de revivir la pérdida, especialmente en los aniversarios y festividades. La readaptación a la pérdida no quiere decir que se olvida.
Gradualmente, la desorientación disminuye en duración e intensidad. La desorientación se facilita por medio del compañerismo con otros que ayudan a los afligidos a ordenar qué es lo que ha pasado y trabajar hacia la reorientación. Los grupos de apoyo mutuo pueden ser importantes, sin embargo, el mejor tiempo para dirigir a un afligido a un grupo de apoyo es en la fase de búsqueda y anhelo.
Es importante permitir una amplia gama de emociones. Cada persona responde de forma distinta en la aflicción y es importante que no establezcamos expectativas de los afligidos ni insinuar que necesitan pasar varias fases. Cada emoción tiene su función. La alegría está relacionada al impulso creador, la depresión protege los órganos mayores al forzarnos a hacer una pausa, la culpabilidad ocurre cuando estamos más allá de nuestra capacidad de lidiar y más allá del sentido de lo que está bien, mientras que la ira nos sirve para avisarle a otros que están inmiscuyéndose en la habilidad de sobrevivir en que están siendo violados por el sistema. Como se dijo anteriormente, los afligidos mentalmente saludables tienen una amplia gama de emociones y necesitan buscar maneras apropiadas para expresar esos sentimientos.
SEÑALES DE PENA NORMAL:
Suspiros, tensión en la garganta, opacidad de percepción, emociones volátiles (aquellos que no lloran necesitan más atención), sentimientos de culpabilidad, alejamiento (hacen muchas cosas para evitar contactos y distraerse), un cambio marcado en el comportamiento y/o asumir el comportamiento de la persona que falleció.
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