Si hay desapego y receptividad a las transformaciones, los estados de crisis no son más que motivos y oportunidades para la elevación de la consciencia.
Las crisis pueden desencadenar procesos intensos, especialmente a la hora de realizar la parte que nos corresponde en el Plan Evolutivo. Entonces dichas crisis actúan disolviendo los proyectos personales que impiden que demos los pasos necesarios. No obstante, si insistimos en alentar tales proyectos, poco se puede esperar de nuestra participación en ese Plan.
Ante determinadas crisis, el silencio es la actitud más indicada. Silencio de opiniones, de pensamientos, de juicios y de análisis. En silencio podemos reconocer, con menos interferencias, el rumbo que debemos tomar. Las percepciones van cambiando, la comprensión se amplía. El silencio auténtico prenuncia expansiones de consciencia que transforman nuestro modo de cumplir las tareas y de encarar las situaciones en las que nos encontramos.
Se puede afirmar que en la batalla es donde se adquiere experiencia. Sin embargo, el servicio del Plan Evolutivo enseguida descubre que la batalla real que deberá enfrentar es con las fuerzas retrógradas que aún guarda en sí mismo. En esa lucha, un excelente principio es permitir que la energia interna sea el guerrero, en vez de querer actuar por cuenta propia. Y, muchas veces, en un fracaso aparente es donde se vence la batalla.
Fuente: Boletín SEÑALES No. 3/03 de Figueira
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