Técnicas para reducir la susceptibilidad: Reeducar los pensamientos
Una de las causas de la susceptibilidad exagerada es la manera en que la persona que la sufre estructura sus pensamientos. Estas personas tienden a buscar intenciones ocultas en los demás, ven signos de rechazo en la conducta de quienes les rodean y son incapaces de aceptar una crítica. Su modelo de pensamiento es altamente negativo y les impide llevar unas relaciones interpersonales satisfactorias, además de producirles grandes dosis de sufrimiento. Por ello es necesario trabajar sus esquemas de pensamiento en los siguientes ámbitos:
Relativizar: Deben aprender a valorar los hechos y palabras de los demás en su justa medida y a juzgar lo que realmente sucede y qué importancia verdadera tiene para ellos. Mientras no aprendan a dejar de ver la vida en términos de blanco o negro, no conseguirán dejar de ser tan extremistas.
Menor implicación: No todo es extremadamente importante ni la valoración de todo el mundo es vital. Deben aprender a no implicarse en todo de manera obsesiva. No pueden ser perfectos en todo ni gustarle a todo el mundo pero eso no significa que sean malas personas o que carezcan de valor para los demás.
Ser menos duros consigo mismos: Deben aprender a cometer errores, fracasar y no ser capaces de llegar a las metas sin torturarse con críticas destructivas por ello. Mientras no se den cuenta de que los errores son normales y parte del proceso de aprendizaje de una persona, continuaran sufriendo con los ideales imposibles que se han marcado.
Analizar sus ataques de ira: En el momento en el que se enfadan, deberían ser capaces de pararse a analizar el por qué de ese enfado, si está basado en hechos reales o simples conjeturas y si realmente es tan grave como para haber desatado la agresividad que sienten.
Comparar: Ante un sentimiento de agresividad o de estar siendo tratado de manera injusta, sería bueno que la persona susceptible fuese capaz de analizar cómo se sentiría otra persona si le sucediera eso, si llegaría a sentirse tan mal como ella se siente y cómo reaccionaría. Eso le ayudaría a conseguir otro punto de vista y desarrollaría su empatía.
Detener la sospecha: No hay segundas intenciones en todo. El resto del mundo no está fijándose en la persona susceptible con la única intención de hacerle la vida imposible. Mientras no sea capaz de parar ese tipo de pensamientos y empezar a plantearse qué parte de ellos están basados en hechos reales y cuáles son simples interpretaciones, será imposible superar la susceptibilidad.
Aceptar las críticas: Hay que aprender a aceptar las críticas constructivas que hayan sido bien formuladas y saber extraer de ellas la parte que nos haga mejorar. También es necesario saber identificar las críticas destructivas, formuladas sin razón y con la única intención de hacer daño, y aprender a ignorarlas y no torturarnos con ellas.
Una de las causas de la susceptibilidad exagerada es la manera en que la persona que la sufre estructura sus pensamientos. Estas personas tienden a buscar intenciones ocultas en los demás, ven signos de rechazo en la conducta de quienes les rodean y son incapaces de aceptar una crítica. Su modelo de pensamiento es altamente negativo y les impide llevar unas relaciones interpersonales satisfactorias, además de producirles grandes dosis de sufrimiento. Por ello es necesario trabajar sus esquemas de pensamiento en los siguientes ámbitos:
Relativizar: Deben aprender a valorar los hechos y palabras de los demás en su justa medida y a juzgar lo que realmente sucede y qué importancia verdadera tiene para ellos. Mientras no aprendan a dejar de ver la vida en términos de blanco o negro, no conseguirán dejar de ser tan extremistas.
Menor implicación: No todo es extremadamente importante ni la valoración de todo el mundo es vital. Deben aprender a no implicarse en todo de manera obsesiva. No pueden ser perfectos en todo ni gustarle a todo el mundo pero eso no significa que sean malas personas o que carezcan de valor para los demás.
Ser menos duros consigo mismos: Deben aprender a cometer errores, fracasar y no ser capaces de llegar a las metas sin torturarse con críticas destructivas por ello. Mientras no se den cuenta de que los errores son normales y parte del proceso de aprendizaje de una persona, continuaran sufriendo con los ideales imposibles que se han marcado.
Analizar sus ataques de ira: En el momento en el que se enfadan, deberían ser capaces de pararse a analizar el por qué de ese enfado, si está basado en hechos reales o simples conjeturas y si realmente es tan grave como para haber desatado la agresividad que sienten.
Comparar: Ante un sentimiento de agresividad o de estar siendo tratado de manera injusta, sería bueno que la persona susceptible fuese capaz de analizar cómo se sentiría otra persona si le sucediera eso, si llegaría a sentirse tan mal como ella se siente y cómo reaccionaría. Eso le ayudaría a conseguir otro punto de vista y desarrollaría su empatía.
Detener la sospecha: No hay segundas intenciones en todo. El resto del mundo no está fijándose en la persona susceptible con la única intención de hacerle la vida imposible. Mientras no sea capaz de parar ese tipo de pensamientos y empezar a plantearse qué parte de ellos están basados en hechos reales y cuáles son simples interpretaciones, será imposible superar la susceptibilidad.
Aceptar las críticas: Hay que aprender a aceptar las críticas constructivas que hayan sido bien formuladas y saber extraer de ellas la parte que nos haga mejorar. También es necesario saber identificar las críticas destructivas, formuladas sin razón y con la única intención de hacer daño, y aprender a ignorarlas y no torturarnos con ellas.
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