El único que tiene el poder de perdonar la falta de armonía, la discordia es uno mismo. Es el propio ser humano quien ha fomentado la falta de armonía, y es él quien puede borrar o perdonar la falta de compresión. El humano puede contar con todo el conocimiento intelectual y estar muy versado en los asuntos del mundo externo, no obstante desconoce que el mismo es la esencia viviente y vivificante que gobierna su vida.
Las incongruencias hacen que el humano crea en poderes superiores que remedien sus males, sus enfermedades, sin saber que estos males son producto de sus acciones acumuladas dentro de su yo, es el resultado de su verdadero ser. Solo a través de descubrir la el valor del perdón lo liberará. Para ello hay que centrar su atención en el amor, no sólo en su vida, sino en el mundo que le rodea. Esta verdad es la luz inherente que ve en todos la luz que sacará de la oscuridad siempre que le aplique con entendimiento, convirtiéndose en un vencedor que puede hacer frente a toda falta de armonía con la verdad, buscando siempre la paz y armonía entre los seres humanos, para así transformar la convivencia humana.
A fin de apreciar en tu totalidad la afirmación anterior. Hay que descubrir que cada uno de nosotros somos vida, amor, fuerza y dominio, y todos estos atributos pertenecen a nuestra justa herencia de miles años de aprendizaje y conocimiento en innumerables renacimientos que van despertando y evolucionando en el camino de la iluminación total.
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