Convivir Con Un Alcohólico o tomar la decisión de Alejarte de El y Ser Plenamente Feliz
Si sientes que has llegado a tu límite, y padeces día a día el sufrimiento de vivir con una persona alcohólica, hay algo que puedes hacer por ti.
Si tú vives con un alcohólico, y has intentado todo para que deje de beber, para recuperar una vida que está destrozada y sólo consigues fracasar a cada intento, éste es el mensaje más importante que puedas leer.
Te voy a mostrar cómo detener esa pesadilla que estás viviendo y vas a obtener la ayuda que tanto necesitas en las situaciones más desesperadas.
Solo se vive una vez, hay que aprender a disfrutar el don de la vida y a ser feliz, Tu mereces ser feliz, ya sea que tomes la decisión de seguir viviendo con un alcohólico en recuperación o alejarte de él cuando no hay expectativas de cambio. Créeme: es posible y vas a lograrlo.
Mi nombre es Alexa G., y realizo varias actividades. Soy esposa, madre de 3 hijos, motivadora y empresaria por Internet.
Mi vida con un alcohólico empezó hace 17 años. Antes de casarme, yo ya sabía que existía un problema de alcoholismo, pero no lo quise enfrentar en ese momento. Mi amor hacía el era tan grande que disculpaba y justificaba esa y otras actitudes hacia mí.
Durante 10 años, el alcoholismo estuvo siempre presente, destruyendo nuestras vidas. Era realmente una pesadilla vivir así. Yo lo sufrí desde el primer año de casada. Sentimientos encontrados, desilusiones, pleitos, promesas rotas. En los días de juerga llegaba de madrugada, agresivo, a escuchar música con volumen alto, y no le importaba despertarnos.
Había días que la juerga duraba 2 días, era muy difícil ver el estado deplorable en el que llegaba. Cuando él se iba de borrachera, yo no dormía, vivía en angustia total con temor a que algo le sucediera, hasta que finalmente regresaba a casa.
Llegó a tener accidentes, sin vidas que lamentar gracias a Dios, pero fueron grandes sustos y gastos adicionales.
Mis hijos crecieron y sufrían mucho al verlo en ese estado, tanto así, que desarrollaron enfermedades nerviosas por esa situación. Hubo ruegos, llantos, enojos, pleitos… todo lo que puedas imaginar.
Nadie quería asumir la realidad…
Durante muchos años intenté que él buscara ayuda, pero, él nunca acepto tener un problema. Me decía que él podía controlar su manera de beber, pero no era así. Cada que teníamos algún evento, empezaba a beber hasta que terminaba en una verdadera borrachera. Y al día siguiente, con toda la culpa que sentía, me prometía una y otra vez que no iba volver a suceder. Esas promesas rotas se sucedieron una y otra vez a lo largo de 10 años.
Yo, como tú, me sentía agotada, desilusionada, deprimida, frustrada con mi vida. Sentía que ya lo había intentado todo, estaba tan cansada de la situación que había prometido dejarlo, pero nunca lo hice. Le dije que abandonara la casa y nos dejara, dejé de hablarle, lo insulté, le rogué que dejara de beber, le supliqué que por el amor a sus hijos lo hiciera… pero nada parecía cambiar, no conseguí nunca ningún cambio de su parte.
Un día, después de tener a mi tercer bebé, me puse a analizar mi vida matrimonial. Veía mi vida muy complicada, me sentía frustrada, deprimida, con una pésima autoestima. Estaba muy triste, me sentía hundida en un pozo profundo. Había llegado al extremo, ya no salía con nadie, había dejado a mis amigas, por vergüenza, porque ellas no me entendían, ya no visitábamos a los amigos, no visitábamos a la familia… Toda mi vida giraba alrededor de él, mi mundo era completamente gris y eso me tenía totalmente desmotivada.
Fue entonces que decidí hacer algo por mí
Había llegado al límite, no podía soportar en lo que se había convertido mi vida.
Empecé a leer libros de autoayuda y de superación. Cada libro que leía era para mí la gasolina que yo necesitaba para seguir existiendo. Eso me ayudó porque descubrí que yo era una persona valiosa y que merecía una mejor vida. Pero, a pesar de saberlo, era para mí muy difícil empezar a hacer cambios.
Yo no quería hacer cambios en Mí, Yo estaba en el papel de víctima del Alcoholismo. Yo creía que el alcohólico era el único problema en mi vida.
Pasó el tiempo, y un día le clamé a mi Dios que me mandara una actividad que me gustara, una actividad que yo hiciera con toda mi pasión. Pensaba que al tener algo para ocuparme y entretenerme, podría distraerme de mis problemas. Le decía a Dios, que yo veía que muchas personas tenían una actividad que les llenaba, que lo hacían con pasión y eso era lo que yo quería encontrar, porque me sentía vacía, me sentía en un abismo.
Pero mi intención real no era emprender una actividad en sí, porque hacia mucho tiempo que yo había enterrado mis sueños y mis ilusiones, yo solo quería olvidarme de mis problemas. Yo creía que mis problemas no tenían solución mientras el alcohólico no dejara de beber, así que la única acción que tome fue buscar una actividad diferente. Estaba muy lejos de pensar que esa acción que tomé, me llevaría a recorrer un camino de verdadera sabiduría.
Fue así como mi ser superior, mi guía espiritual, me guió hacia una actividad. Este trabajo no fue el mejor, pero sí fue el que me sacudió y me sacó de donde estaba: fue mi primer paso para empezar a tener una actividad propia.
Después de un año, Dios me guió a otro trabajo que llenó mucho mis expectativas, fue donde me capacité, y me desarrollé como ser humano. Ahí empecé a trabajar en mi autoestima y aprendí a conocer la enfermedad del alcoholismo.
Estudié cada libro de alcoholismo que llegaba a mis manos, estudié la filosofía de Alcohólicos Anónimos, asistí a cursos de superación personal, a talleres de crecimiento espiritual… Pero lo más importante fue que descubrí a un Dios diferente, a un Ser Superior: ya no era más el Dios que no me escuchaba, ahora es un Dios que me guía, que me da fortaleza, que me da esperanza y que me da Fe. Esa Fe con la que descubres que existe algo mucho mejor aunque todavía no lo veas, esa Fe en la que confías que todo mejorará.
Y así comencé mi nueva trayectoria, mi nuevo camino. Descubrí un mundo totalmente diferente al mundo en el que me encontraba. Tenía que hacer cambios sí, y aunque a veces me resistía, seguía luchando. Todo fue un proceso, no fue nada fácil, y al igual que mi marido alcohólico, yo también caía y me levantaba. Poco a poco fueron cambiando mis pensamientos, mi comportamiento, mi situación y mi vida misma. En ese recorrido descubrí que mi destino era ser Feliz y yo tenía la responsabilidad de lograrlo. Mi vida cambio, la vida de mis hijos también cambió y logré recuperar un hogar perdido. Realmente descubrí cual era mi propósito en esta vida.
Hace 7 años que mi vida empezó a cambiar, y tomó otro rumbo. Dio un giro de 360 grados y logré hacer muchos cambios en mí. Empecé a hacer las cosas de diferente manera. Seguí actualizándome, me fui transformando y todo empezó a funcionar. Encontré una luz en mi camino, descubrí que existen herramientas que nos ayudan a lograr cambios, y finalmente lo hice. Mi vida cambió por completo, mejoré mi autoestima, aprendí recursos nuevos, trabajé en ellos y todo comenzó a tomar un curso diferente. Esta fue la manera en la que logré ser feliz y con la que aprendí a vivir junto a un marido alcohólico en recuperación.
He logrado cosas que jamás hubiera imaginado, he iniciado proyectos con éxito, he restaurado mi familia, que es lo más importante para mí, y he transformado mi vida, y al día de hoy, soy una persona completamente renovada.
Todo este crecimiento personal y espiritual, ha dejado muchas bendiciones en mi vida, una de ellas es que mi marido haya tomado la determinación de pedir ayuda con su problema de Alcoholismo. Mi cambio de vida tuvo una influencia positiva en Él y en mis hijos, ahora he transformado mi hogar.
¿Qué es el conflicto? Cuando no aceptamos los hechos, lo que realmente es, cuando escapamos hacia algo llamado un ideal -el opuesto de ‘lo que es’- entonces el conflicto es inevitable. Cuando uno es incapaz de mirar y observar lo que realmente está haciendo y pensando, entonces evade lo que es y proyecta un ideal; en consecuencia, hay conflicto entre ‘lo que es’ y ‘lo que debería ser’. Si son ustedes serios, verán que existe una manera de vivir en la que no hay ninguna clase de conflicto. Si se interesan en esto, si realmente les importa, si desean encontrar un modo de vivir en que no exista ese sentido de esfuerzo inútil, entonces, por favor, presten cuidadosa atención al hecho, a la verdad de lo que se expresa, de modo que ello sea la propia observación de ustedes. El conflicto existe cuando, haciendo caso omiso de lo que realmente ocurre, traducimos lo que ocurre en términos de un ideal -de lo que ‘debería ser’- cuando transformamos el hecho en un concepto que hemos aceptado o que n...
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