Al ser humano le cabe penetrar los misterios interiores y desde allí retornar cargado de dádivas para
distribuir, en silenciosa irradiación, a la vida de superficie. Su consciencia, ya madura por la vivencia de
las leyes espirituales, es quien lo elevará a estos misterios. Entonces él encontrarà el eslabón perdido de
su historia, el eslabón que nuevamene lo enlazará a la cadena de la Vida Cósmica.
Cuando la consciencia humana reconoce su propia condición y se rinde a lo más Alto con la certeza de que
por sí misma nada puede hacer, la misericordia divina la yergue, no para volverla superior, sino para hacer
que ella misma sea misericordiosa. Entonces, se le permite beber de la fuente de la Sabiduría para aproximar
a los hermanos del Camino de la Vida, para donarles todo lo que recibe de la Gracia.
Fuente: Portal para un Reino, de Trigueirinho
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