¿Cuántas clases de amor hay? ¿O el amor es de una sola manera y si no, no es amor?
Según el psicólogo Robert Sternberg el amor tiene siete formas de manifestarse. Estos siete tipos de amor surgen de diferentes combinaciones de tres elementos básicos: intimidad, pasión y compromiso. Así, tenemos
el cariño, que implica intimidad, pero no pasión ni compromiso (es el que se da en la verdadera amistad);
el encaprichamiento, que es pasión sin amor ni compromiso;
el amor vacío, donde hay compromiso, pero la pasión y la intimidad se han desvanecido;
el amor romántico, donde hay unión emocional y física, intimidad y pasión;
el amor sociable, donde hay un gran compromiso e intimidad, pero la pasión ha desaparecido (lo que sucede muchas veces en parejas de muchos años);
el amor fatuo, donde el compromiso está generado por la pasión, pero no hay intimidad;
y finalmente el amor consumado, que reúne los tres elementos: intimidad, pasión y compromiso.
Claro, este amor consumado que define Sternberg es el que todos deseamos para nuestras vidas, pero…. ¿existe? ¿Es posible amar de esa manera? Sternberg dice que sí, pero alerta: “Hasta el amor más grande puede morir” si no transformamos el sentimiento en acciones, si no lo manifestamos.
Jung decía que “Todo hombre tiene una mujer interna (ánima) y toda mujer tiene un hombre interno (animus)”. Se refería a las energías o principios dirigentes de nuestra psique. Por educación y condicionamiento social, cada persona crece identificada sólo con las energías dominantes de su sexo. Pero esto provoca,
según Jung, un desequilibrio que pretendemos recuperar a través de nuestras relaciones de pareja. Y no se refería sólo a un desequilibrio emocional, hablaba de algo más: de un desequilibrio espiritual. No podemos encontrar afuera algo que no esté dentro de nosotros mismos. Una forma de acercarnos al amor es conocernos, saber realmente quiénes somos y aceptarnos. Aprender a aceptarnos a nosotros mismos es fundamental para poder aceptar las diferencias individuales. Y es un gran paso para lograr el amor del que habla Sternberg.
Alain Badiou sostiene que el amor “comienza con un acontecimiento, el encuentro entre dos personas. Después debemos encontrar la forma y las consecuencias de este encuentro, debemos encontrar un nuevo lenguaje (…) El amor no es una suerte de negociación entre dos individuos. Es la creación de un nuevo punto de vista sobre el mundo mismo: el punto de vista de los Dos.” Según Badiou, ésta es una idea poderosa, porque no parte de la identidad, sino de la diferencia: son dos distintos que crean algo nuevo a partir de sus individualidades. Y este proceso, multiplicado por cientos, por miles, podría cambiar el mundo.
Y no hablamos de situaciones ideales (irreales) en las que todo transcurre como sobre un lecho de rosas. El enojo también forma parte de esta construcción. Pero no el enojo explosivo que daña o agravia, sino el enojo unido a la inteligencia, el que busca eliminar los motivos del enojo causando el menor daño posible. El amor busca el mayor beneficio posible durante el mayor tiempo posible para aquellos que se lo profesan mutuamente.
El amor es complejo, dinámico, singular. En estos tiempos que corren, los modelos de amor no existen. Cada pareja debe “trabajar” para generar su propio estilo, su propia forma. Elaborar sus propios acuerdos, los que les permitan transformar el “juntos para siempre” en algo más que una ilusión o una frase vacía de contenido.
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