El niño interior es esa parte tuya juguetona e imaginativa, amorosa y espontánea, creativa y amante de la aventura, curiosa, perceptiva, y sin embargo humilde y plena de admiración y gratitud.
El niño interior confía en que tanto la vida como el universo le prodiguen lo que él les pida. Y no se limita a permanecer sentado, sin hacer nada, ya que se halla muy ocupado viviendo la vida y haciendo lo que le proporciona alegría.
El niño interior posee una gran sabiduría.
El sabe lo que verdaderamente produce deleite.
No piensa en términos de límites y no juzga a nadie por sus diferencias.
El ayer no le provoca arrepentimientos, ni tampoco se preocupa de un mañana que aún no ha llegado.
El gran poder del amor en su interior, capaz de resolver y disipar todo aparente problema, es su aliado y amigo.
Y es eso lo que tú realmente eres en cuando retiras las caretas de temor y las limitaciones. Deja emerger ese amor que yace en tu interior y sé de nuevo ese niño.
Puede tener una nueva aventura de descubrimiento y volver a jugar con la vida,
¿No te parece divertido?
No dejamos de jugar porque envejecemos, sino que envejecemos porque dejamos de jugar
Comentarios
Publicar un comentario