Un gran Curador Espiritual afirmó que nuestra esperanza de mejorar la salud y de tener una relación más armoniosa con la vida, se encuentra en la evolución de la consciencia.
Como seres humanos, vivimos separados de nuestra Fuente interna de energía y de luz, y esto es lo que nos hace parecer seres humanos. A medida que se amplía la consciencia y que nos aproximamos al mundo interior y espiritual, nuestras características van cambiando, nuestra vibración se eleva.
Aquietarnos para buscar ese mundo interior no significa dejar de pensar, de usar la propia voluntad. Lo que sucede es que la mente humana y los pensamientos normales, aunque sigan existiendo, no penetran en la calma que va surgiendo.
El objetivo de esa búsqueda silenciosa no sería usar la mente ni la voluntad para hacer que suceda algo según nuestras ilusiones, sino lograr un estado de receptividad mental y emocional que nos permita ser canales para que fluya una energía superior, iluminada, inteligente y amorosa.
Según el gran curador, el primer paso consiste en desviar nuestro pensamiento de personas, de lugares y de cosas, del cuerpo, del dinero y de cualquier situación humana, y enviarlo al centro de la consciencia. Si lo hacemos, podremos percibir, dentro de nosotros, una Presencia que no se compara con nada de este mundo.
Fuente: Boletín SEÑALES Nro. 10/01 de Figueira
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