El viaje inverso El otro día te vi de lejos; sentí una ternura tan profunda que desde entonces convivo con el recuerdo de aquel momento, y aún no sé si llena de satisfacción, porque aún existes, o de tristeza por haberte olvidado. Estabas tan sonriente, tan libre que te temí. Ya sabes que soy propensa a temer la felicidad, por eso no te he hecho mucho caso, pero también el hecho de saber que estabas ahí me hace pensar que aún puedo recuperarte. Y eso me produce una ilusión infinita. Creo que el error que he cometido contigo ha sido no darte salida. Ha pasado mucho tiempo y aún estás como te recuerdo cuando lo que tú pensabas era importante para mí, y, yendo más atrás, cuando lo único que tenía valor era lo que tú pensabas, lo que tú deseabas. cuando tropecé, sentia una impotencia que hizo que me resintiera de tal manera que, lejos de mirar la herida, tal vez por temor a no saber curarla, me llene de vendas. Recuerdo cómo las personas que nos daban consejos NO pedidos, nos hacían reír...