Auch....
El Mundo Expresivo de una Adicta al Botox
El perfil de usuarios del Botox suele estar bastante definido: Mujer, de más de 40 años, estatus social-medio alto y preocupación alta-exagerada por el aspecto físico y las líneas de expresión.
Quién iba a pensar que la toxina botulínica, una de las toxinas más mortales que se conocen, que causó y sigue causando estragos en los individuos más pobres de los países subdesarrollados terminaría utilizándose con fines estéticos por la propia medicina en aquellas personas con más poder adquisitivo. Mientras que hay zonas en la que la toxina mata, en otros es símbolo de una artificial “belleza”. Tan artificial, como una cara sin líneas de expresión durante un intervalo de meses por el “bloqueo” de los músculos faciales. Y quién está dispuesto a realzar aún más su fachada con esta toxina lo hace a costa de no sólo las líneas de expresión sino de la propia expresión facial.
Sin sonrisas amplias, ni fruncidas de entrejo ni ninguna línea que interrumpa una cara alisada. Porque vale más aparentar que expresar. Los comerciales lo llaman “rejuvenecimiento facial” pero, en realidad, no dista mucho de una máscara pasajera.
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