A todos, en algún momento de nuestra existencia, mas tarde o más temprano, se nos ha presentado esa extraña sensación de vacío en nuestro interior. Esa intima e inconfesable necesidad de saber quienes somos en realidad, y para que estamos en este mundo. Cuando no presentamos atención a ese vacío y continuamos normalmente con nuestra vida, este va creciendo y se transforma, sin que nadie se percate, en una profunda depresión de la que muy difícilmente podremos salir.
Es así que empezamos a buscar las causas de esta situación en nuestro entrono, porque definitivamente, alguien debe ser culpable de lo que nos esta pasando. Y perdemos mucho tiempo tratando de culpar primero a unos, luego a otros, después al estrés, a la sociedad, al gobierno, al país etc. Pero, en verdad, las causas están en nuestro interior. Los que hemos pasado por esta experiencia sabemos que, llegado el momento, necesitamos ayuda de otros para salir de esta situación y comenzar nuestro aprendizaje. Requerimos la ayuda de alguien mas avanzado, que nos vaya indicando la secuencia de trabajo a realizar, para poder despertar a nuestro propio Maestro Interior. El será quien, en definitiva, nos dara la luz adecuda para descubrir nuestro verdadero camino a seguir. Es en esta instancia donde muchos se sienten confundidos, pues les es difícil decidir cual es el mejor lugar donde concurrir.
Temen equivocarse en la elección: no debe haber ningún temor al respecto, pues todos estamos donde debemos estar. Precisamente en ese lugar que hemos elegido esta el aprendizaje que debemos realizar, en ese lugar y no en otro. Por eso, no debemos sentirnos confundidos, aunque si debemos estar atentos para descubrir que es lo que tenemos que aprender.
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